Todos los padres, sentimos una gran preocupación por el futuro de nuestros hijos. Observamos un mundo cada vez más competitivo y deseamos proporcionar a nuestros hijos una ventaja en este ámbito. Sin embargo, la mayoría piensan que la única manera de lograrlo es empujarlos constantemente desde la escuela primaria y secundaria, obsesionados con que asistan a buenas escuelas que le garanticen el acceso a una universidad de prestigio y, eventualmente, a un buen empleo.

Para mí, esta mentalidad está obsoleta. Aunque como padres nos esforcemos al máximo en la línea universitaria, esto no garantizarán una ventaja competitiva para nuestros hijos en los tiempos actuales, y sobre todo futuros. Cada vez más, las empresas dicen: «No me importa si tienes un título universitario o no. No me importa dónde lo obtuviste ni si lo tienes. Lo que me importa es lo que puedes hacer con tus conocimientos».

El panorama laboral actual ha experimentado cambios significativos en comparación con el de hace 20 años. En este contexto, los padres nos enfrentamos a un desafío crucial en la crianza y preparación de nuestros hijos para el futuro. Si bien es importante preocuparnos por proporcionarles una ventaja competitiva, debemos reconocer que esta no se alcanza únicamente mediante la escolarización en instituciones universitarias prestigiosas o la acumulación de deudas para financiar su educación.

En primer lugar, una de las circunstancias capitales a las que nos enfrentamos es la necesidad de fomentar y apoyar la pasión en nuestros hijos. Esto implica ayudarles a descubrir sus intereses, motivaciones y talentos únicos, y brindarles el apoyo necesario para perseguirlos. En lugar de enfocarnos exclusivamente en la obtención de títulos académicos, debemos cultivar un ambiente que nutra la curiosidad, la creatividad y el compromiso de nuestros hijos con aquello que les apasiona. Esto puede implicar alentarles a explorar una variedad de actividades extracurriculares, proporcionarles recursos y oportunidades para desarrollar sus habilidades, y ofrecerles nuestro apoyo incondicional en su búsqueda de realización personal y profesional.

Por otro lado, la segunda circunstancia crucial es la necesidad de aceptar nuevos modelos de desarrollo profesional. En un mundo laboral en constante evolución, es fundamental que estemos abiertos a nuevas formas de trabajo, carreras y oportunidades profesionales. Esto puede implicar la adopción de enfoques más flexibles y ágiles en la planificación de carreras, el reconocimiento y valoración de habilidades no tradicionales, y la disposición a explorar campos emergentes y tecnologías innovadoras. Además, debemos alentar a nuestros hijos a desarrollar habilidades adaptativas y aprender a aprender, para que estén preparados para enfrentar los desafíos y aprovechar las oportunidades en un mercado laboral en constante cambio.

Sobre esas premisas estamos preparando a nuestro hijo Pelayo, que actualmente cursa 4ª de la ESO. Mi hijo Pelayo es un adolescente autodidacta, creativo y que con sus 15 años ya genera sus propios ingresos. Sin embargo, cursando 4ª de la ESO, se siente como un pez al que le estamos enseñando a escalar montañas, y esta situación le está llevando a una autentica desmotivación por lo que hace, siente y piensa.

Ante esta situación hemos decidido de forma conjunta explorar diferentes líneas de desarrollo que le garanticen una ventaja competitiva en el ámbito profesional, alejándonos de lo tradicional, es decir, cursar bachillerato y después a la universidad. Pero sobre todo permitiendo a Pelayo crecer como persona, continuando su formación como lo que es, un pez que quiere aprender a nadar más y mejor.

En resumen, enfrentamos el desafío de preparar a nuestros hijos para un mundo laboral transformado, y esto requiere abordar dos circunstancias capitales: fomentar y apoyar su pasión, y aceptar nuevos modelos de desarrollo profesional. Al hacerlo, podemos ayudarles a encontrar su camino hacia el éxito y la realización en un entorno laboral dinámico y competitivo.

Rompiendo mitos sobre la Formación Profesional en España

La Educación y Formación Profesional (FP) es una faceta poco comprendida dentro del sistema educativo español. Esto no solo se aplica a los estudiantes, sino también a sus padres, muchos de los cuales aún la consideran como un «plan B» o una opción de segundo nivel para aquellos alumnos que no tienen éxito en la educación convencional.

Numerosos padres descartan la FP debido a la falta de información adecuada para formarse una opinión fundamentada sobre sus ventajas y desventajas, o porque la información disponible está sesgada, desactualizada o inexacta. Con el objetivo de abordar esta desinformación, aquí presento 11 mitos sobre la formación profesional, con la esperanza de eliminar definitivamente frases como: «la formación profesional es para estudiantes mediocres y para aquellos que fracasan en el sistema educativo tradicional».

Mito 1: Si escoges una FP es que no vales para estudiar

Todo lo contrario. Tienes un gran valor académico. Si luego de obtener el graduado en la ESO o en Bachillerato decides continuar tu formación académica mediante la Formación Profesional, demuestras que tu valía profesional sigue siendo alta. Optar por cursar una FP no significa que no tengas capacidad para estudiar o que seas perezoso, como algunos han llegado a sugerir. Más bien, indica que has elegido una opción formativa que te preparará de manera rápida y especializada en el área que te interesa.

Mito 2: La Formación Profesional solo prepara para oficios y empleos de escasa cualificación.

Es cierto que la Formación Profesional tuvo sus raíces en la evolución estructurada de las profesiones artesanales y manuales, que solían transmitirse de maestro a aprendiz en talleres o centros de trabajo. Sin embargo, en la actualidad, la Formación Profesional no solo proporciona acceso a esos oficios en sus versiones más actualizadas, sino que también ofrece educación altamente cualificada en áreas vanguardistas como las relacionadas con las tecnologías exponenciales y las profesiones STEM.

Mito 3: Estudiar FP excluye la opción de ir a la universidad

Otro mito común es pensar que la Formación Profesional es una opción excluyente. Se plantea como una dicotomía: o eliges la universidad o te decantas por la FP. Sin embargo, estas opciones son perfectamente compatibles y están estrechamente relacionadas. Para aquellos estudiantes que no deseen cursar bachillerato, no quieran realizar la selectividad o simplemente prefieran formarse en una profesión antes de decidir si continuarán estudios universitarios, un ciclo formativo superior de FP permite obtener una serie de créditos ECTS que luego pueden ser convalidados para proseguir con estudios de grado en la universidad.

Mito 4: La FP es la hermana pobre de la universidad

Aunque tradicionalmente se ha considerado a la Formación Profesional como la opción menos valorada en comparación con la universidad, los Ciclos de Formación Profesional están plenamente integrados en el sistema educativo y poseen un prestigio que va más allá de lo meramente académico. Ofrecen numerosas oportunidades laborales y preparan a los estudiantes de manera efectiva para el futuro. Además, las empresas cada vez más demandan profesionales con formación de nivel medio debido a su conocimiento y preparación. El mercado laboral, no solo en España, experimentará cambios significativos en los próximos 15 años.

Mito 5: Con la FP no adquieres experiencia internacional

Error. Aunque algunos piensan que solo las grandes universidades y escuelas de negocios ofrecen esta oportunidad, hay programas bilaterales y de Erasmus en Europa que permiten a los estudiantes de FP realizar estancias en el extranjero y complementar sus estudios allí, además de aprender nuevos idiomas.

Mito 6: Se necesita un título universitario para trabajar

Este argumento es completamente equivocado. En primer lugar, es importante centrarse en las estadísticas: la tasa de desempleo juvenil actual alcanza hasta el 40%; mientras que entre los graduados en FP se sitúa solo entre el 6% y el 7%. De hecho, muchos graduados universitarios optan por inscribirse en un programa de FP en línea después de obtener su título, debido a la falta de oportunidades para asegurar un puesto de trabajo. En resumen, los graduados de FP en línea suelen encontrar trabajo más rápidamente que los universitarios. Además, las empresas buscan incluir en sus equipos profesionales perfiles especializados en campos laborales específicos.

Mito 7: Los titulados de FP tienen peores trabajos

Este es uno de los mitos que genera más preocupación y que perjudica a la Formación Profesional. Sin embargo, la realidad es que algunos de los trabajos con mayor demanda de profesionales y mejores oportunidades de desarrollo pueden surgir a partir de la FP. Ejemplos de esto son muchas profesiones relacionadas con calidad, eficiencia energética, energía solar, Big Data o ciberseguridad.

Mito 8: La FP es menos valorada por las empresas o empleadores

Este argumento también es uno de los mitos falsos sobre la FP. En primer lugar, el proceso de modernización de la FP está en un punto álgido de expansión, lo que implica una mayor implicación de empresas y pymes. Sin embargo, el número de profesionales aún no es suficiente para satisfacer todas las demandas del mercado laboral. Consciente de estas necesidades, el Gobierno ha creado 20 nuevos títulos de FP relacionados con la digitalización para aumentar el número de profesionales cualificados y competentes. Además, la evolución de los sistemas de trabajo y la tecnología ha llevado a que se valoren altamente las titulaciones cortas, prácticas y centradas en la transferencia de conocimientos. En este sentido, los cursos de FP cumplen con estas expectativas y son muy apreciados por las empresas.

Mito 9: Los titulados en FP ganan menos dinero

La creencia de que los titulados en FP ganan menos dinero está relacionada con la percepción de que tienen peores trabajos debido a una supuesta menor cualificación profesional. Este prejuicio es común entre los padres de los alumnos. Sin embargo, según la última Encuesta de Estructura Salarial del Instituto Nacional de Estadística, tanto los diplomados universitarios como los trabajadores con Formación Profesional de grado superior tienen salarios superiores a la media.

Mito 10: La FP es una formación terminal

Este mito sugiere que los conocimientos adquiridos en la Formación Profesional son limitados y no se amplían una vez que se empieza a trabajar. Sin embargo, la realidad es que la nueva FP enfatiza la importancia de la formación continua a lo largo de toda la vida. Desde avanzar hacia la universidad hasta participar en programas de postgrado (cursos de especialización) o complementar con disciplinas transversales, la formación profesional abre múltiples oportunidades de crecimiento y desarrollo profesional.

Mito 11: La FP se centra únicamente en aspectos técnicos

Este mito es completamente falso. Los ciclos formativos de FP también se centran en el desarrollo de competencias profesionales específicas. Lo cierto es que además de los aspectos técnicos, los ciclos formativos de FP también hacen especial énfasis en el desarrollo de determinadas competencias y habilidades blandas (habilidades de comunicación, trabajo en equipo, gestión del tiempo, etc.), esenciales para tener éxito en los entornos laborales actuales.

A diferencia de las carreras universitarias, que suelen tener un enfoque más académico, la FP se centra en la transmisión de habilidades prácticas y profesionales a los estudiantes. Esto incluye habilidades de comunicación, trabajo en equipo, gestión del tiempo y muchas otras. Si bien es cierto que las actividades técnicas y prácticas son parte importante de la FP, esta modalidad formativa abarca mucho más que solo aspectos técnicos. Una de las principales ventajas de la FP es que los estudiantes comienzan a realizar prácticas laborales mucho antes. Esto significa que el aprendizaje es más práctico y orientado al mundo laboral y las tareas diarias que se realizarán en el trabajo.

El Modelo Finlandés en la Educación, un ejemplo a seguir

No seré yo quien diga que nuestros modelos educativos en España, no están evolucionando, pero si seré quien diga que podrían y deberían evolucionar más y mejor. No solo convergiendo la educación tradicional con la profesional, sino transformándola completamente y orientándola hacia las principales destrezas y actitudes que nuestros hijos van a necesitar (ya necesitan) para afrontar con garantizas la nueva sociedad digital en la que estamos embarcados. Y un ejemplo sería lo que sucedió en Finlandia hace unos 40 años.

Antes de explicar cómo se originó el cambio educativo en Finlandia, quiero mostraros algunos indicadores de auténtica locura. Fijándonos en los datos de Estados Unidos, nuestro modelo actual educativo que no creo que difieran mucho de otros países, tenemos que el 20% de los estudiantes de secundaria no completan la escuela. El 20% finaliza la secundaria, pero no continúa con sus estudios y enfrenta inestabilidad o desempleo crónico. El 60% ingresa a la universidad. Sin embargo, de ese grupo, el 20% abandona. Al menos el 20% de los graduados universitarios termina trabajando en empleos que no requieren un título universitario y no pagan salarios universitarios. Esto deja solo un 20% que ha sido beneficiado por este sistema centrado en la educación superior.

Es una auténtica locura. Tenemos un sistema educativo en el que solo el 20% de los estudiantes terminan obteniendo un trabajo que requiere un título universitario. Por tanto, el verdadero desafío es brindar opciones reales a los niños, como lo hace Finlandia. Es el único país que actualmente hace todo bien para preparar a los niños para la era de la innovación. Y todo comenzó con una crisis.

Tenían una economía agrícola de bajo rendimiento basada en una sola cosa: los árboles. Los talaban como si no hubiera un mañana. Y tenían un sistema educativo mediocre. Entonces, hace 40 años, abrieron un debate nacional sobre cómo podrían prosperar en el siglo XXI. Y decidieron que debían centrarse en el recurso que tenían además de los árboles: la mente y el talento de los jóvenes. Así que transformaron su sistema educativo. Y no comenzaron con exámenes de mayor relevancia, como el resto de los países, sino transformando la formación del profesorado. Actualmente, la enseñanza es una de las profesiones más prestigiosas en Finlandia. Solo uno de cada diez candidatos es aceptado.

En Finlandia no hay exámenes, los niños comienzan la escuela un año más tarde, tienen menos horas de clase al día, menos meses de clase al año y casi no tienen tarea. A pesar de eso, su economía de innovación es una de las más prósperas, con los porcentajes más altos de investigación y desarrollo del mundo. Lo interesante es que Finlandia ha demostrado lo que se necesita para estar preparado para la era de la innovación y brinda opciones a los niños. Cuando tienen 11 años, comienzan a reunirse unas pocas horas a la semana con su orientador. Tres años después, los jóvenes eligen entre un programa académico convencional que los lleva directamente al bachillerato, y un programa de educación técnica que los lleva directamente a un buen trabajo, y también al bachillerato. El 45% de los niños eligen el programa técnico. Casi la mitad. Porque los lleva directamente a un buen trabajo. Como vemos en Finlandia se cumple con la premisa de: “no hay que preparar a los niños para ir a la universidad, hay que prepararlos para la innovación”.

Hasta la próxima compis espero que esta cosita de LaRanaGaspar haya podido aportarte algo de luz… graaaaaaaaaaaaaaaaaaaande abrazote 💚🐸